La importancia natural de Tula no es menos que la histórica, el sitio se ubica en un extenso llano, con una zona de antiguos lagos, laderas que llegan hacia el Río Tula, el que atraviesa la región y algunas barrancas. El entorno de la zona arqueológica es también un parque nacional, en donde se preservan especies como el maguey, el mezquite, el huizache y fauna como el cacomixtle, el conejo o la tuza. Es también un elemento destacado del patrimonio natural el cerro del Xicuco, sitio sagrado para los toltecas y hoy una importante zona de conservación natural.
Sin lugar a duda, su trascendencia ha durado por siglos debido a que fue centro de la cultura tolteca, lo cual queda evidenciado en los restos de la antigua Tollan-Xicotitlán. Hoy en día, Tula es un gran conglomerado urbano pleno en servicios, industrias y redes de comunicación.
La zona arqueológica y Museo de Sitio “Jorge R. Acosta” ofrecen un panorama amplio de la presencia tolteca que con su cultura legó una rica filosofía y arte a Mesoamérica, ahí es importante apreciar los atlantes, colosales esculturas que sostenían la techumbre del templo de Quetzalcóalt y también es obligado visitar el coatepantli o muro de las serpientes, el cual muestra símbolos y adornos esculpidos en piedra con gran maestría. Tula también posee una joya colonial en su majestuosa cátedral, la cual otrora fue un convento franciscano construido en el siglo XVI.
Pese a ser una compleja zona urbana, Tula aún produce artesanías de herencia tolteca, como el tallado en piedra, tanto para adornos arquitectónicos o esculturas como para molcajetes y la talla de obsidiana; existe también el trabajo de cestería, además de una atractiva cocina tradicional, en donde son evidentes los insectos comestibles o los antojitos de maíz, como las memelas y tlacoyos.