“Vestigios Toltecas”

Formando parte del Valle del Mezquital, al oeste del estado y colindando con el Estado de México, se encuentra esta región que fue cuna de una civilización indígena muy importante en la historia de México: la cultura Tolteca, cuyos testimonios hoy en día existen en la majestuosidad de su zona arqueológica, en donde destaca un centro espiritual con sus imponentes atlantes y las pinturas, que el transcurso de los siglos no han podido destruir.

Los municipios de Tezontepec de Aldama y Atotonilco de Tula guardan vestigios de la influencia española, destacando el Templo de Santiago Apóstol, de construcción franciscana del siglo XVI, donde se puede admirar la expresión novohispana híbrida conocida como Tequitqui, que significa la fusión artística de las culturas española e indígena.

Atotonilco de Tula

Pertenece a una región llana de actividad volcánica en la cual abundan materiales calizos en el subsuelo, algo que produce manantiales de agua caliente con composiciones minerales; la gente acostumbra acudir a curarse con este líquido. Su suelo es mayormente de vegetación propia del semidesierto, aunque es posible la agricultura a baja escala.

El nombre de Atotonilco se refiere al brote de agua caliente, es justamente eso lo que le dio mucha fama a la población y por ello cuenta con uno de los balnearios más antiguos de México. La historia del lugar dejó evidencias de un pasado tolteca y otomí, además del paso de la peregrinación mexica para la fundación de Tenochtitlan. En otros momentos fue sede de grandes haciendas productoras de maguey que con el agua generaron zonas agrícolas productivas.

Dentro de su patrimonio monumental está la Iglesia de Santiago Apóstol, construida en el siglo XVI por la orden franciscana, la cual destaca por las ornamentaciones barrocas en piedra en la fachada y por una arquitectura que asemeja a una fortaleza de estilo mozárabe. Una joya colonial es la Capilla de San José, en la comunidad de Zacamulpa, cuya arquitectura, fachada y retablo son de singular atractivo. Conviene visitar el Museo Atotonilli, el cual se ubica en el centro de la población y está dedicado a contar la historia de la comunidad desde los objetos prehispánicos hasta la actualidad.

Atotonilco de Tula no se ha resistido a olvidar el pasado en el cual producían altas cantidades de pulque que se transportaba hacia la Ciudad de México, actividad que se perdió en la medida que crecía la industria extractiva y química en la zona. Actualmente hay diversos productores que expenden pulque natural y curados. Entre sus festividades se encuentra la Feria del Pulque, que se celebra en noviembre en la comunidad de Ocampo.

Tezontepec de Aldama

En la ruta que sigue el Río Tula, en pleno Valle del Mezquital, esta región se beneficia ampliamente regando sus tierras de cultivo, es también usual que el agua sea útil para la cría de especies acuáticas. El municipio tiene en sus proximidades dos cerros que son santuario natural y espacios para el ecoturismo, el cerro del Xicuco y el del Elefante.

Esta comunidad tiene una tradición cultural de herencia otomí, tolteca y mexica, al ubicarse en el margen del río, su población por años ha estado ligada a la producción agropecuaria de maíz, chile y maguey.

Destaca de entre sus monumentos la Parroquia de San Juan Bautista, ubicada en la plaza principal; posee evidencias de arte barroco esculpido en detalles de cantera, fue construida por franciscanos. Múltiples evidencias de arte rupestre están plasmadas a lo largo de las paredes de piedra por donde se abre el Río Tula, especialmente en la llamada Peña del Águila, en donde hay símbolos y decorados hechos de pintura de cal.

El patrimonio vivo de Tezontepec de Aldama se expresa en múltiples artesanías de carrizo, de este material que se obtiene del río se elaboran flautillas y canastas, mismas que también se hacen de sauce, jara, sabino o mimbre. En cuanto a cocina tradicional, el lugar ha ganado una importante fama por el caldo de pescado preparado con una combinación de finas hierbas, además del uso de la técnica de preparación de carnes y pescados en penca con nopales, que se acompañan con antojitos de maíz como las gorditas y tlacoyos.

Tula de Allende

La importancia natural de Tula no es menos que la histórica, el sitio se ubica en un extenso llano, con una zona de antiguos lagos, laderas que llegan hacia el Río Tula, el que atraviesa la región y algunas barrancas. El entorno de la zona arqueológica es también un parque nacional, en donde se preservan especies como el maguey, el mezquite, el huizache y fauna como el cacomixtle, el conejo o la tuza. Es también un elemento destacado del patrimonio natural el cerro del Xicuco, sitio sagrado para los toltecas y hoy una importante zona de conservación natural.

Sin lugar a duda, su trascendencia ha durado por siglos debido a que fue centro de la cultura tolteca, lo cual queda evidenciado en los restos de la antigua Tollan-Xicotitlán. Hoy en día, Tula es un gran conglomerado urbano pleno en servicios, industrias y redes de comunicación.

La zona arqueológica y Museo de Sitio “Jorge R. Acosta” ofrecen un panorama amplio de la presencia tolteca que con su cultura legó una rica filosofía y arte a Mesoamérica, ahí es importante apreciar los atlantes, colosales esculturas que sostenían la techumbre del templo de Quetzalcóalt y también es obligado visitar el coatepantli o muro de las serpientes, el cual muestra símbolos y adornos esculpidos en piedra con gran maestría. Tula también posee una joya colonial en su majestuosa cátedral, la cual otrora fue un convento franciscano construido en el siglo XVI.

Pese a ser una compleja zona urbana, Tula aún produce artesanías de herencia tolteca, como el tallado en piedra, tanto para adornos arquitectónicos o esculturas como para molcajetes y la talla de obsidiana; existe también el trabajo de cestería, además de una atractiva cocina tradicional, en donde son evidentes los insectos comestibles o los antojitos de maíz, como las memelas y tlacoyos.

Mixquiahuala de Juárez

La zona presenta una biodiversidad y paisajes naturales verdes y llamativos con la existencia de ahuehuetes en la ribera del Río Tula, mientras que en las llanuras se presenta la vegetación espinosa típica del Valle del Mezquital con algunas zonas agrícolas de riego.

Mixquiahuala es otro de los emblemas del Valle del Mezquital, justamente su nombre náhuatl refiere a su condición natural por ser una población rodeada de mezquites. Se ubica en el camino principal que va de Tula hacia Ixmiquilpan, por lo que en su historia fue paso obligado de múltiples visitantes y para el comercio de mercancías.

Dentro de su patrimonio monumental destaca la Parroquia de San Antonio, la cual fue edificada en el siglo XVII por los sacerdotes franciscanos; tiene una portada finamente adornada por relieves de piedra. En el cementerio del barrio de Taxhuadá se ubica la pirámide de Donijá, un basamento muestra de la cultura tolteca en sus inicios y la consecución mexica. Un sitio de obligada visita para los turistas es la Colonia Morelos, una comunidad tradicional en cuyas bardas existen murales hechos por artistas locales y extranjeros.

Mixquiahuala destaca en su patrimonio inmaterial por las celebraciones de origen prehispánico del Pone Quita Bandera y de un majestuoso Carnaval, mismo que congrega muchas expresiones artísticas y musicales de toda la población. Entre sus artesanías destaca la alfarería, el tallado de piedra para ornamentos arquitectónicos, la cestería de palma, sauz, vara y carrizo. La gastronomía es otra de las expresiones atesoradas entre la población, son famosas las enchiladas que se cocinan al anochecer, el pescado en diferentes preparaciones, los tamales dulces conocidos como uguis y el mole que se acostumbra en festividades, además del licor de granada.

Ajacuba

El municipio se ubica en un amplio valle que se extiende acompañado de algunas formaciones montañosas, barrancas y peñascales; presenta vegetación espinosa y matorrales.

Existe actividad volcánica, lo cual es evidente en algunos materiales pétreos presentes en el paisaje, especialmente calizos, y el surgimiento de aguas termales.

Ajacuba es una de las más antiguas poblaciones de la región, varios documentos la refieren en rutas prehispánicas importantes para la cultura tolteca y mexica. En otro tiempo contó con haciendas productoras de pulque y hornos para el preparado de cal artesanal. Actualmente es un pequeño poblado que destaca por sus aguas cálidas y recibe múltiples visitantes.

Cuenta con una edificación religiosa construida por los frailes agustinos, se trata de la Capilla de Guadalupe, ubicada al centro de la población; posee una capilla abierta y una cruz atrial de Caravaca. En varios puntos del municipio también es posible hallar pinturas rupestres, las más conocidas son las de la Peña del Dibujo.

En el patrimonio cultural inmaterial de Ajacuba resalta el uso de la medicina tradicional; existen personas que han preservado el saber de curar con herbolaria, como se acostumbraba en la época precolombina. Existe también la práctica de las artes ecuestres, especialmente de la charrería, con constantes celebraciones. En cuanto a su gastronomía, la gente aún preserva los saberes del cuidado del maguey y la producción de pulque.

Nopala de Villagrán

En las faldas del mítico cerro de El Astillero o Hualtepec se encuentra una amplia Unidad de Manejo Ambiental en donde se protegen a diversas especies animales y vegetales propias de esta región. Muy cerca de la cabecera se encuentra la Presa Nopala, otro sitio que atrae a visitantes que desean observar aves migratorias.

Enclavado en una amplia llanura, Nopala fue paso obligado en múltiples rutas que iban hacia el norte y occidente de México, incluso hay reminiscencias del paso del Camino Real de Tierra Adentro y de vías de ferrocarril.

Nopala cuenta con un excelente centro histórico en el cual se conservan diversas casas habitación y una señorial plaza central, con arcadas y un espacio principal donde se muestra un monumento que recuerda que en este lugar se dio el nacimiento de Nicolás Romero, prócer de la lucha armada en las guerras de Reforma y la Intervención Francesa. Una joya colonial es el Templo de Santa María Magdalena, el cual fue edificado en el siglo XVII.

Nopala posee tradiciones en la elaboración de artículos de vidrio soplado, los cuales se pueden adquirir en la Finca La Primavera. Es de especial calidad la variedad de lácteos que se elaboran en fábricas y talleres del municipio, como es el caso del queso molido, el cual requiere como técnica que la leche cuajada sea pasada por un metate. Es tradicional también la producción de pulque y el colorado o colonche, el cual es una combinación de jugo de tuna roja con pulque.