“Sierra y la Huasteca”

Hidalgo presenta imágenes de un colorido sin igual en la Sierra y la Huasteca, que nos provocan excitantes sensaciones a cada momento. Esta región está rodeada de montañas, bosques, ríos y lagos.

El turismo alternativo es una nueva opción para los visitantes en esta parte del estado. En los diferentes municipios se encuentran parajes propicios para el desarrollo de actividades como el campismo, senderismo y kayak en río, entre otras.

También podrás disfrutar de una excelente comida típica, acompañada por alguna de las diversas manifestaciones de la cultura tr

Atotonilco El Grande

En las inmediaciones del Geoparque Comarca Minera se halla esta región, la cual comparte escenarios en una llanura con amplia producción agrícola y ganadera, bosques de montaña y parte de la Barranca de Metztitlán en una región un tanto árida en donde prevalecen los matorrales y vegetación xerófita y en algunas zonas abundan los árboles de nogal.

Atotonilco el Grande, a lo largo de la historia ha representado un lugar geográfico donde termina el distrito minero y comienza el paso hacia la Sierra Madre, por ello es un centro productor de alimentos y de intercambio comercial.

De elocuente presencia, es el Convento de San Agustín de Hipona, el primero de una serie de monasterios que esta orden edificaría en el siglo XVI y que continuaría una ruta evangelizadora por la Sierra y Huasteca. La construcción posee admirables rasgos del arte barroco en sus pinturas murales y en su arquitectura, en la cual destaca su capilla abierta.

El patrimonio inmaterial de Atotonilco el Grande tiene entre sus valores el de la panadería tradicional; son representativos los cocoles rellenos y otros panes que son singulares por su gigantesco tamaño; es también reconocida la barbacoa de borrego de la región y una bebida típica conocida como requintada, de color verde y sabor mentolado. Entre sus fiestas destaca la Feria del Cocol, la Feria del Calvario en febrero y la fiesta patronal en agosto, además del Carnaval de Santa María.

Huasca de Ocampo

De entre las maravillas naturales de Hidalgo, Huasca tiene en su territorio una joya: las formaciones rocosas conocidas como prismas basálticos, ubicados en una barranca en la cual las paredes forman estas caprichosas columnas. La zona tiene también bosques en regiones altas e impresionantes paisajes en donde se hallan peñas y lagunas; en su meseta central persiste un clima templado. Es tan destacado su patrimonio natural y geológico que desde el año 2017 la UNESCO inscribió en su Red Mundial de Geoparques el denominado Geoparque Comarca Minera, al cual pertenece Huasca y aporta geositios como la Peña del Aire, la Barranca de Aguacatitla, la Presa San Antonio y Los Prismas Basálticos.

Huasca de Ocampo es un sitio que tiene múltiples encantos en vista de su patrimonio, fruto de la interacción con la naturaleza y la historia. Destaca por ser el primer Pueblo Mágico reconocido por el programa del mismo nombre desde el año 2001 y es que su magia la justifican varios aconteceres. Como patrimonio monumental tiene en primer orden la Iglesia de San Juan Bautista, la cual fue construida en el siglo XVI por frailes agustinos.

No podría comprenderse el patrimonio de Huasca sin recordar al mayor benefactor que este lugar ha tenido: Pedro Romero de Terreros, un minero que tuvo a bien construir en este lugar tres de sus haciendas de beneficio de mineral, dos de ellas, San Miguel Regla (reconocida como geositio cultural) y Santa María Regla, aún están en pie y pueden ser visitadas, mientras que la de San Antonio Regla quedó bajo el agua de la presa y en ocasiones en que baja el nivel del agua, la construcción llega a notarse sobre la superficie.

Huasca tradicionalmente ha sido un pueblo de alfareros, los cuales por años han heredado su habilidad en la elaboración de tejas de construcción y de utensilios de cocina. En su cocina tradicional destaca la preparación de platillos con trucha, dada la actividad piscícola del lugar y platillos de temporada elaborados con flores y hongos comestibles, en cuanto a bebidas existe un coctel cítrico conocido como naranjate. La tradición oral de las leyendas es otra de las riquezas del lugar, mismas que se escenifican por las noches para gozo de los turistas.

San Agustín Metzquititlán

En las inmediaciones de la Reserva de la Biósfera Barranca de Metztitlán, se ubica este municipio por el cual pasa el Río Metztitlán, el Río Calabozo y el Río Santiago; su paisaje comprende una serranía con peñascales, mesetas y cañones con vegetación propia de tierras áridas y algunas zonas boscosas, todo lo anterior marca una región de amplia riqueza natural.

San Agustín Metzquititlán está ubicado en una importante ruta que va de la Sierra Baja hacia la Sierra Alta y la Huasteca. Es una comunidad pintoresca, llena de buganvilias y árboles frutales, concentra en su historia y tradición múltiples expresiones.

Su patrimonio construido nos muestra en primer orden el Santuario del Señor de la Salud, una iglesia que antes fue una misión agustina donde una imagen de Cristo es venerada por cientos de fieles; la plaza central se complementa por una vistosa torre con un reloj monumental. De visita obligada es la Capilla de Santa María Xoxoteco, una comunidad próxima en donde a pesar de la pequeña dimensión que tiene, muestra impresionantes pinturas murales hechas por manos indígenas que representan a su modo escenas que buscaban evangelizar a los fieles, así se puede apreciar la creación con personajes como Adán y Eva, el Juicio Final o los castigos terrenales e infernales de los pecados.

El patrimonio cultural inmaterial ofrece una atrayente fiesta de Carnaval en varias comunidades. Cada segundo viernes de Cuaresma se celebra la Fiesta del Señor de la Salud, la cual convergen cientos de peregrinos en medio de una vistosa feria. De sus artesanías existe una valiosa actividad de elaborar ingeniosas máscaras talladas en madera para Carnaval. En cuanto a su cocina tradicional se acostumbra elaborar los tamales de Xala, un mole verde que lleva pepita de calabaza y tequelite, se preparan además unas gorditas llamadas Tecocos, las cuales van rellenas de alverjón o queso; lo anterior se complementa con dulces típicos de nuez como las palanquetas o los jamoncillos de pepita.